El 25 de diciembre en China continental no es festivo oficial. Ese día las oficinas abren, los colegios tienen clase y la vida continúa con total normalidad. Solo en Hong Kong y Macao, por su pasado colonial británico y portugués, el día de Navidad sí es fiesta.
Entonces, ¿celebran o no? Depende totalmente de dónde mires.
La celebración navideña en China existe, pero no tiene nada que ver con lo que conocemos. Olvídate de reuniones familiares, cenas tradicionales o niños esperando regalos bajo el árbol. Aquí la Navidad no es religiosa (menos del 2% de la población es cristiana) ni familiar. Es un fenómeno comercial y social concentrado en grandes ciudades, donde jóvenes urbanos lo viven como una especie de segundo San Valentín. Según datos del Baidu Index de 2024, el 90% del interés navideño proviene de personas entre 20 y 39 años que viven en áreas metropolitanas.
Lo curioso es cómo China ha tomado elementos visuales occidentales y los ha transformado en algo completamente diferente. Han creado sus propias tradiciones que no existen en ningún otro lugar del mundo.
La Navidad china moderna empezó realmente tras la apertura económica de los años 80. KFC llegó a Beijing en 1987 (que importó de Japón la campaña “Kentucky for Christmas” CNN de Takeshi Okawara) , y en 1992 el Hotel Peace de Shanghai organizó la primera cena navideña de lujo con entradas de 888 yuan, lo que equivalía aproximadamente a dos meses de salario medio. Desde entonces ha vivido momentos de auge comercial, restricciones gubernamentales y transformaciones culturales que han creado el fenómeno actual.
La Navidad en China tiene un público muy específico. Según el Baidu Index de 2024, el 90% del interés proviene de personas entre 20 y 39 años que viven en grandes ciudades. No estamos hablando de toda la población china, ni siquiera de la mayoría. Estamos hablando de millennials y generación Z con poder adquisitivo que viven en áreas metropolitanas.
El mapa de la celebración navideña china dibuja contrastes brutales. Shanghai, Beijing, Guangzhou y Shenzhen, las llamadas ciudades tier-1, concentran prácticamente toda la actividad. Ahí es donde verás centros comerciales con decoraciones espectaculares, mercados navideños al estilo alemán y restaurantes occidentales llenos hasta la bandera el 24 de diciembre. Pero si te alejas apenas 200 kilómetros hacia zonas rurales o ciudades de tercer y cuarto nivel, la Navidad simplemente no existe. La gente ni se entera de que es 25 de diciembre.
Es una división que refleja la China de dos velocidades.
Lo que hace única esta celebración es su carácter completamente opuesto al occidental. Mientras tú probablemente pasas la Nochebuena con tu familia cenando cordero o marisco, en China los jóvenes salen en pareja. Es literalmente como un segundo San Valentín. Las parejas reservan mesas en restaurantes románticos, se regalan flores y chocolates, y pasean por zonas comerciales iluminadas. Los grupos de amigos organizan fiestas de karaoke o quedan para tomar algo.
Las familias chinas no se reúnen, los niños no reciben montañas de regalos y nadie está pensando en villancicos junto a la chimenea. La celebración se concentra en salir, consumir y socializar.
Los números del consumo lo confirman. Una encuesta de Rakuten Insight de noviembre de 2023 reveló que el 79% de los consumidores chinos planeaban gastar más en compras navideñas que el año anterior. Los jóvenes de 18 a 29 años destinaban presupuestos típicos de entre 100 y 249 dólares.
Esas cifras pueden parecer modestas comparadas con el gasto navideño español, pero representan un mercado enorme cuando lo multiplicas por millones de consumidores urbanos. Las marcas internacionales lo saben y lanzan campañas específicas para captar ese gasto.
El fenómeno es tan urbano y generacional que si preguntas a alguien de 50 años en una ciudad pequeña qué hace el 25 de diciembre, probablemente te mire extrañado y te diga que trabaja como cualquier otro día.
Tradiciones únicas que no verás en Occidente
Aquí es donde la Navidad china se vuelve realmente diferente.
Las manzanas de la paz, o 平安果 (Píng’ān Guǒ), son el regalo navideño más popular en China y no existen en ningún otro lugar del mundo. Todo se basa en un juego de palabras genial. Nochebuena se dice “平安夜” (Píng’ān Yè), que literalmente significa “Noche Pacífica”, y “manzana” es “苹果” (píngguǒ), fonéticamente muy similar a “paz” (平安).
Así que el 24 de diciembre las manzanas se convierten en oro. Las verás envueltas en celofán decorativo con mensajes impresos directamente en la piel como “amor” o corazones. Los precios se duplican o triplican ese día, y algunas manzanas de lujo pueden llegar a costar 80 yuanes, unos 11 euros. Si buscas “ping’anguo” en Taobao, aparecen más de 23,600 resultados. Es un mercado enorme que no existía hace 20 años.
Pero lo que realmente me dejó perplejo la primera vez que lo vi fue Santa Claus tocando saxofón. En serio. Figuras decorativas, pósters en tiendas, decoraciones en centros comerciales, todo muestra a Santa con un saxofón dorado. Nadie sabe exactamente por qué surgió esta imagen. Las teorías van desde que el saxofón representa lo “occidental y romántico” hasta una posible influencia de Bill Clinton tocándolo en televisión en 1992, justo cuando la Navidad empezaba a popularizarse en China.
Otro detalle curioso es que Santa no viene acompañado de elfos trabajadores como en Occidente. En su lugar, las decoraciones y eventos comerciales presentan a las “hermanas de Santa”, mujeres jóvenes vestidas con trajes navideños cortos y sexis. Es una versión completamente diferente de la estética navideña tradicional.
El 24 de diciembre tiene más peso cultural que el propio día de Navidad. Según China Daily, la Nochebuena es el día más importante de compras del año. Es cuando se regalan las manzanas de paz, cuando las parejas salen a cenar y cuando algunos jóvenes incluso visitan iglesias para disfrutar de la atmósfera de velas y coros, aunque no sean religiosos.
Existe un ritual especialmente peculiar que practican algunos jóvenes. Compran su manzana de la paz usando exactamente 24 monedas de 10 centavos, y cada moneda debe provenir de un amigo diferente. Es una forma de mezclar la tradición comercial con un sentido de comunidad y amistad.
El pollo frito de KFC en Navidad es probablemente el dato más repetido sobre Asia, pero hay que aclarar algo importante. La tradición masiva de comer KFC el 25 de diciembre nació en Japón, no en China. Fue una campaña de marketing llamada “Kentucky for Christmas” lanzada en 1974 por Takeshi Okawara que se convirtió en fenómeno cultural. En Japón, 3.6 millones de personas comen KFC en Navidad y el 24 de diciembre es diez veces más ocupado que cualquier día normal del año.
Dicho esto, KFC en China tiene números impresionantes que no podemos ignorar. China es el mercado más grande de KFC a nivel mundial, con más de 11,900 establecimientos en más de 2,300 ciudades. La cadena genera el 27% de sus ventas globales en territorio chino, frente al 14% de Estados Unidos. Sus ingresos en 2023 alcanzaron los 8.2 mil millones de dólares.
Y sí, la gente también va a KFC en Navidad, aunque no con la intensidad japonesa.
La empresa ha sabido adaptar su estrategia al mercado chino lanzando “tiendas virtuales” en WeChat que generaron 560,000 tiendas el primer día y superaron el 900% de sus objetivos de ventas. Es marketing inteligente aprovechando una fecha comercial.
Pero la experiencia gastronómica que realmente marca estatus son los buffets de hoteles de lujo. Los precios oscilan entre 488 y 2,188 yuanes por persona, aproximadamente entre 68 y 305 euros. El Peninsula Shanghai ofrece cenas de ocho platos con champán por 1,988 yuanes. El Pudong Shangri-La presenta menús de siete platos en su restaurante Jade on 36 por 988 yuanes. El pavo asado tradicional es tan demandado que las reservas deben hacerse con meses de anticipación, y muchos hoteles se quedan sin plazas a mediados de noviembre.
En cuanto a comida china adaptada para Navidad, el pato Pekín se ha convertido en opción popular para cenas románticas. Algunos restaurantes ofrecen versiones especiales con decoración navideña en la presentación. El hot pot temático también funciona bien, con ingredientes selectos y decoraciones festivas en las mesas. Los pasteles navideños al estilo occidental, especialmente las tartas de fresa con crema y los Christmas Log Cakes, se venden por millones. Incluso el tanghulu, las frutas confitadas en palito típicas de Beijing, se viste de Santa Claus para la ocasión.
La diferencia con Hong Kong y Macao es notable. Allí sí encontrarás buffets de mariscos de lujo, dim sum con tema navideño y en Macao influencia portuguesa con bacalhau y Bolo Rei, con precios que pueden alcanzar los 1,888 dólares de Hong Kong por persona.
Curiosidades y datos que te sorprenderán
Yiwu, en la provincia de Zhejiang, es oficialmente la “Capital Mundial de la Navidad”. Esta ciudad de tamaño medio alberga más de 650 fábricas especializadas exclusivamente en productos navideños que funcionan todo el año. Exportan aproximadamente 3.5 mil millones de dólares anuales a más de 100 países. Según datos oficiales de 2024, las exportaciones de productos navideños de Yiwu aumentaron un 54.2% en la primera mitad del año.
Lo irónico es que en Yiwu mismo casi nadie celebra Navidad. Los trabajadores fabrican millones de árboles artificiales, guirnaldas y figuras de Santa Claus sin tener ninguna conexión emocional o cultural con la festividad. Es puramente negocio. He visitado esas fábricas y es surrealista ver a operarios montando decoraciones navideñas en julio mientras fuera hace 35 grados. Producen literalmente del 60% al 80% de todas las decoraciones navideñas que se venden en el planeta.
Un detalle que me llamó mucho la atención es cómo las “hermanas de Santa” han reemplazado completamente a los elfos en la iconografía navideña china. En lugar de los ayudantes bajitos con gorros puntiagudos que conocemos en Occidente, las decoraciones y eventos comerciales presentan a mujeres jóvenes con vestidos cortos rojos, medias y tacones. Es una versión completamente sexualizada y adulta de la Navidad.
Ya mencionamos las manzanas de la paz, pero el tema de los precios merece párrafo aparte. Una manzana normal cuesta 3-5 yuanes cualquier día del año. El 24 de diciembre, esa misma manzana puede venderse por 80 yuanes si está bien presentada.
SantaCon Shanghai es otro fenómeno único. Inspirado en el evento estadounidense, cientos de extranjeros y jóvenes chinos se visten de Santa Claus y recorren bares de la antigua Concesión Francesa bebiendo y celebrando. Es caótico, divertido y totalmente ajeno a cualquier tradición china o occidental.
Las iglesias ven un pico de visitantes el 24 de diciembre, pero la mayoría son parejas jóvenes no religiosas que buscan la atmósfera romántica de las velas y los coros.






